domingo, diciembre 25

Iceland

Con ojos congelados
el hombre clavado en el hielo
despreció el mar arrebatado
y el canon de olas.

De pie sobre el iceberg que le sostenía
maldijo la soledad acompañante
cerró sus párpados fríos
con manos de melancolía.

Si es que lloraba, eran cristales
purezas escupidas desde el alma
era siempre invierno tranquilo
aunque él no sentía calma
le sofoca la gelidez
que le atraviesa las palmas

Es todo un desierto
hecho montaña, congelado en la ausencia
de amores, de esperanzas
no encontró un oasis
ni beso terrible
para descansar su cara

No sentía nada, se congelaba
tenía el corazón reducido
una voz le susurraba:
"inflama sólo un poco tu pasión
que se derrita toda esta patria,
de hielo no debe ser tu corazón
mejor inundarlo con agua"

Y el hombre se sentó en el hielo
nuevamente, eternamente
en el reino de la blanca nada.

Ya ni siquiera esperaba.