jueves, abril 28

Fiesta

Ahora que estoy solo, me doy cuenta que realmente no lo estoy. Soy (somos) tantos juntos, cientos de dimensiones alineadas en un cuerpo, que es éste, el que ustedes conocen. Mis ojos son dos ventanitas redondas que dan al espacio, y si se asoman seguido, encontrarán a distintos Lucas devolviéndoles la sonrisa desde el otro lado del cristal, según si es tarde o mañana, si corre viento o estamos en una casa, si es domingo o enero, si llueve o lloras, etc. No es una anarquía dominante, no es el desorden total. Todos los Lucas que me habitan se agrupan, se amigan, odian a muerte a otros, y forman alianzas, sindicatos y guerras para hacerse el control de mi cuerpo. En este cuerpo deambulan subcuerpos que se relacionan diariamente, y que pueden definirse en una sola actitud. De la mezcla de todos ellos emerjo yo, y te saludo en la calle. 
-Aunque no es del todo seguro, sólo es una idea que se te ocurrió volao- dijo el Lucas escéptico -no puedes comprobarlo-
-Viste que eres huevón, tu duda confirma la idea lo que estai tratando de negar- saltó el crédulo, que le tenía bronca de antes -Tu vives y yo vivo dentro de este cuerpo
-Y quién me asegura que yo existo?- tiró el escéptico como si con eso ganara el respeto de todos y la discusión, pero realmente nadie lo pescó, excepto el inseguro que le dio vuelta al asunto por lo menos dos horas mas y se pellizcaba las  mejillas para cerciorarse que estaba vivo.

Este tipo de discusiones son cosa cotidiana en mi cosmos, compartir todos los días con las mismas personas genera tensiones que pocos saben conllevar. Es por eso que de vez en cuando, el fiestero con ayuda del paz y amor organizan fiestocas para relajar la vena y lograr un clima aceptable de convivencia, no vaya a ser que hacia afuera vayamos a dar mala impresión. La experiencia dicta que no se debe invitar al solitario ni al antipático (a veces se confunden, pues ninguno se lava los dientes), aunque están los que siempre ven el vaso medio lleno:
- Deberíamos integrarlos a todos, o si no, no sirve la fiesta- dice el Lucas sociable -demás que el antipático y el solitario vienen si les motivan po-
-Uhhhh háceles un queque ahora- dijeron varios, a lo que el sociable se fue a conversar con el fiestero
Realmente tenía un poco de razón en que la fiesta no funcionaría, porque nunca funcionan. El fome tiraba tallas y el tieso estaba bailando. El con sueño ya estaba durmiendo hace rato y el alcohólico seguramente haría lo mismo después de vomitar (y tomar un poco mas). En ese momento lo más interesante era la partida de ajedrez entre el reflexivo y el intelectual, que tenía un público importante.
-Jaque- atacó el intelectual (que placer mas grande sentía ese en analizar las partidas de Kasparov 3 o 4 horas al día. Algo impresionante). El reflexivo pensaba, pensaba, pensaba...
-Por eso este huevón está soltero po- lanzó el negativo -Por que prefiere jugar un ajedrez con la mina que comérsela.
-Tranquilo vieja, si hay tengo 3 minitas esperando- se jactaba el galán
-Están esperando que dejes de jotearlas huevón- respondió el negativo y tenía razón, opinaban los que lo rodeaban.

Y así, entre fiestas, discusiones y partidas de ajedrez se nos pasa la vida. A pesar de todos los problemas que nos ocasionamos, nos queremos e incluso respetamos (en la medida de lo posible). Para que las cosas funcionen bien, hemos organizado turnos entre todos para hacernos con el control del cuerpo, así nuestras opiniones se ven representadas en la realidad. De esta forma, algunas mañanas me levanto con ganas de cantar y comer pan con miel, y otros días no tengo ganas de comer, sólo pienso en encontrar todos los números primos que hay hasta el dos mil. Es el mecanismo de las actitudes, todos ceden cuando corresponde, algo que encuentro asombroso. Bueno, casi todos, porque el Lucas político y el que siempre-tiene-la-razón opinan lo contrario
-En serio, dejen que nosotros nos encarguemos de esto, ustedes vayan a divertirse y los llamaremos cuando los necesitemos, porque cada uno aportará en la medida de sus capacidades- discursea el político- Prometo que mientras controle este cuerpo, no habrá problemas, no habrá hambruna, todo será felicidad.
-La mejor idea que podemos tener, es que cada quién haga lo que mejor sabe hacer, por lo tanto, yo haré todo- habla el sabelotodo.
-No hagamos nada, no al orden, no al control de este cuerpo. ¡¿Cómo vamos a poseer un cuerpo?!. Fuego al sistema!- grita el anarquista y sale corriendo sin esperar que algún compañero se le uniera. El idealista lo pensó, pero se le hizo.
-Perfecto, seguiremos nosotros velando por el bien común- dice el político -vuelvan todos a sus hogares, con el corazón contento y una esperanza de mundo mejor en el pensamiento-
Y le hacen caso hasta que el revolucionario trama un golpe de estado (sin sangre de por medio) y se hace cargo de la situación. Luego coloca a otros compañeros en los cargos de importancia y todo vuelve a lo normalidad, porque hasta ahí llegó la revolución.

Eso es lo que podemos llamar la cotidaneidad, cada uno enfocado en lo suyo, conviviendo y juntándose hasta el límite que ya no se soportan, para luego reconciliarse y así toda la vida, girando entre todos estos Lucas que me habitan, girando en los espirales del tiempo que me mueven por dentro.
-¿Cuál es el sentido?¿Por qué esta vida de nada, donde ni siquiera somos nosotros mismos, solo facciones de otro ser, que también es incompleto y ni siquiera estamos seguros de su existencia?- otra vez el escéptico
-Que otra prueba necesitas, que las bocas que has besado. ¿Acaso ese calor no es la vida en sí, acaso en su aliento no sientes el soplo de otro corazón?- lo inquirió el romántico
-Voy a escribir algo de eso- interrumpió el poeta, y se fue a un rincón, porque nadie lo pescaba mucho.

Cada uno en su volá, es como podríamos definir este pequeño cosmos. Se juntan los que se caen bien, se pelean los que se tienen bronca, y de repente todos se unen para lograr algún objetivo. Hasta las voces disidentes se incluyen al grupo, aunque sea sólo para criticar. Cada cierto tiempo, pasaba algo parecido a esto:
-Cabros la hicimos!- llegó gritando el galán, que esa tarde estaba de turno con el asertivo y el poeta (cuando se juntan estos tres, se podrán imaginar que tengo el piropo lindo a flor de boca)
Todos se sobresaltaron, hasta el flojo despertó y fue corriendo a donde estaban todos. Llegó hasta el solitario.
-Huevón, la hicimos. Conquistamos a la mina mas linda que hayan conocido en sus vidas- 
Pandemónium. Una mitad saltaba y celebraba como si hubiéramos ganado el mundial. La otra mitad se rasgaba las ropas y se tiraba los cabellos lamentándose. Nadie quedó indiferente, excepto el indiferente. 
-¿Pero para qué? Si estábamos tan bien...- criticaban el solitario y el apático.
-Ya era hora, me estaba muriendo allá abajo- suspiraba el caliente
-Olvídense de un futuro rentable, ustedes no piensan con la cabeza- señalaba el estudioso
-Recuerda, amigo, que lo más importante en la vida es el amor, ese amor que nos hace libres y eternos- verseaba el romántico
El alboroto continuaba, jamás llegaríamos a acuerdo. La democracia no siempre sirve en nuestros cuerpos.
-Silencio!- gritó el sabelotodo -Yo sé lo que necesitamos en este momento. Ella nos hará bien, pero hagamos las cosas como corresponden. Contra mi voluntad, debo admitir que no sé como actuar frente a ella (murmullos de asombro), pero si sé quién tiene la capacidad de hacer lo correcto en este momento. El tiene la cabeza fría, y la inteligencia necesaria. El es moderadamente romántico, y atractivo. Él siempre sabe que decir. Llamemos ahora al Lucas irónico-
-Siiiiiiiii!- aclamó la inmensa mayoría - Busquemos al irónico!
Casi todos partieron a la búsqueda, pero nadie me encontró, porque yo estaba encerrado en el cerebro escribiendo este cuento.


Epílogo: mientras en el interior de Lucas sucedían acontecimientos tan épicos y dignos de contar, su cuerpo quedó  sin control estable y comenzó a convulsionar y parpadear desesperadamente sus ojos, en el preciso momento que la mina en cuestión lo iba a besar. Ante tal reacción, ella salió corriendo espantada del lugar donde se encontraban, y el cuerpo quedó así convulsionando por unos minutos, hasta que el valiente se hizo con el control del caos y logró reorganizar un poco las cosas. A mí me encontraron después de un rato, y entre todos me golpearon y me culparon de los fracasos amorosos. Como siempre





lunes, abril 18

Lucas Airlines

Llevo cinco años piloteando naves. Desde niño que ansío el sur del cielo, respirar ese azul clarito que soplan las montañas en otoño
Esto de soñar volando, planear las alturas de la imaginación, llenarte la boca y los oídos de palabras que vendrán y de sonidos dulces, para conocer en lo lejano del viaje el interior de nuestros corazones... 
Pero a veces (bastante seguido) algo falla y alguna turbulencia no te permite seguir la ruta, y la inevitable consecuencia es el doloroso aterrizaje.

Los que estamos en este mundo conocemos el riesgo, pero creo que son todos más valientes que yo... Últimamente he pasado más tiempo reparando mis alas que usándolas en el vuelo.
Me es difícil buscar el sur entre tanto norte. 
A menudo quisiera no desear volar, pero como pedir que el sol no ilumine? 
(aunque no es una pregunta, pero como decirlo de otro modo)
debería soñar un poco menos 
algo falta, pero no se lo que es... 
¿no lo se?



viernes, abril 15

Problemas internos

Debo confesar una incómoda verdad. De haberlo hecho antes, no tendría este problema, ni estaría escribiendo esto ahora. Es mi forma también de cubrir mi coartada, y de entender el horrible crimen que acaba de suceder.
La verdad que oculté tanto tiempo, esa que al descubierto me haría caer y que ahora entiendo, y debo dejar libre, es que realmente no soy yo quien escribió toda esta galería de pequeños infiernos, de inviernos floridos precedentes a esta publicación. Donde vea mi nombre como escritor, táchelo y fulmínelo con un rayo láser. Pero todo embustero tiene una razón y una historia, y aquí va la mía:

De joven siempre soñé con ser poeta, escritor o bohemio recalcitrante: que mi nombre se conociera en los antros del puerto y se viera en las tapas de los libros, que mi poesía fuera lectura obligatoria en las tertulias de los jóvenes soñadores y de los viejos de barba y boina, típico anhelo de joven eminentemente autista, solo con un pájaro azul encerrado en la cabeza, enclaustrado en burbuja de ecuaciones de segundo grado y eternos estudios sobre la influencia del positivismo en la literatura del siglo XIX. No era para nada lo que me gustaba, pero tenía que cumplir los sueños que los demás habían depositado sobre mí, y no tenía tiempo para otras banalidades.
Crecí, pues, forme familia, obtuve mi grado de Licenciado en Problemas Cotidianos, me separé. Quedé solo. Amasé una pequeña fortuna mientras trabajaba en la Universidad. Pensaba invertirla en un crucero por el Amazonas, cuando sucedió lo primero que desvió el rumbo de mi vida.
O puede ser que este sea realmente el camino...

Un mercader turco avecindado en mi ciudad, ex-infante de guerra y tuerto, vendía la editorial e imprenta que había comprado hace 10 años con el dinero ganado matando a sus compatriotas. Me la dejó en la mitad de ese precio (una suma ínfima para tamaña estructra), y con la guita se compró un ojo de vidrio, una cafetera (para hacer café a la turca) y se marchó a Estanbul, a pasar sus últimos días junto a la familia que nunca lo quiso. 
Así me hice con la Editorial Yalan, y una puerta se abría hacía mis sueños de juventud. Me retiré de la Universidad, mis jefes y colegas se arrancaban los cabellos y lloraban suplicando que permaneciera más tiempo ahí, pero la decisión estaba tomada. Y dejé todo botado por un sueño, que ingenuo, quizás en la frente lo llevaba escrito, el sino de los que tienen los ojos oscuros. Puede ser la peor decisión que haya tomado... ¿Todos los caminos llevan a la felicidad?

Comencé editando algunos trabajos sobre mis investigaciones universitarias, para acostumbrarme al funcionamiento de la editorial y las máquinas. A pesar del mediano éxito de estas publicaciones, me aburrí, y di el paso decisivo: escribí un poemario romántico y una novela heroica. Las presenté a mis contertulios (los pocos que tenía), para sopesar las posibilidades reales de retomar el sueño juvenil. Mis amigos las calificaron de "tiernamente horribles" y así terminó mi carrera de escritor. Pero no mi sueño... (un sueño no basta para sentirnos felices)

Me encontré desamparado. Perdí el rumbo de los sueños
No tenía carrera, ni dinero, ni trabajo. Estaba dentro de la burbuja otra vez.

Recordé entonces dos viejos amigos de la época universitaria, que me debían favores muy grandes, prácticamente la vida. Era mi opción, mi entrada al camino de los sueños. O un retorno. Realmente, nunca pensé necesitar cobrarles la mano de vuelta, pero estas circunstancias lo ameritaban. Así fue como el Sr. Brain y el Sr. Heart llegaron a trabajar, mas bien a vivir, a la Editorial Yalan.
En la juventud lejana, ambos trabajaban juntos en una revista universitaria, de bastante éxito. Brain era el editor de la publicación, y Heart el escritor de moda en la facultad. Yo los conocí en ese tiempo, cuando me hice asiduo lector de sus trabajos. Cayeron ambos en las drogas y el alcohol, respectivamente, lugar de donde los salvé a costa de mi dinero, trabajo y tiempo. Me era inevitable sentir un poco de envidia al ver sus rostros trastornados, pero felices, cuando los recogía en las aceras bohemias del puerto. Yo los miraba desde dentro de la burbuja, y como no sentirse ahogado, y ellos con tanta, tanta libertad...
En fin, acudieron de inmediato a mi llamado, pues sabían de honor y favores, se quedaron a vivir a puertas cerradas dentro de la Editorial Yalan, sin hacer vida social para nada (parte fundamental del trato). Mi plan era el siguiente: ellos trabajarían una temporada, sacaríamos para el público dos libros de poemas y tres novelas breves, todo con mi nombre como autor, sólo para ver realizado mi sueño, y algo así como mi felicidad. Ellos aceptaron gustosos, y comenzaron su labor atrapados a voluntad en el pequeño edificio gris de la Editorial.
Todo funcionó perfectamente los primeros dos meses. Heart tenía una capacidad sensitiva y de producción increíble. Escribía mucho, a cada momento. Todo fragmento de su obra era un canto al amor, al sentir y al día. En sus sueños lo visitaba una mujer morada, hecha de ascuas y con alas. Volaban juntos cuando el dormía, y volvía lleno de inspiración, colmaba resmas enteras con sus alabanzas al amor y a la diosa de su sentir. Pero era desordenado e indomable, su grafía ilegible y ahí comenzaba el trabajo de Brain. 
El quería a una mujer azul, llena de detalles, capaz de estimular su sentir y compartir un plática seriamente romántica. Amaba la metáfora y los ensayos filosóficos. Su labor consistía en editar los textos de Heart, omitir algunos fragmentos, completar la rima cuando fuera necesario, sustituir algunas palabras, ordenar el trabajo y darle sentido. A veces reemplazaba "amor" por "querer", y "diosa morada" por "mujer azul". Luego esquematizaba las líneas y se encargaba de la impresión. 
Así, en dos meses, con dos novelas y un poemario en circulación, alcancé fama local, y ya se hablaba  incluso de traducir a otras lenguas.

Y me gustó una mujer, un día, típico hito en la vida del escritor exitoso o fracasado. Ella gustaba de mis palabras (que realmente no eran mías) mas que mirarme a los ojos, de que le recitase un poema, mas que le dibujara un beso en sus labios con mis manos. Ella era de un color que no conocía. La única forma de hacerla mía era a través de "mis" poemas... de verdad la quería, ¿es que no basta que un escritor sienta?¿siempre tiene que escribirlo?
Llegué ese día a la editorial mas desgraciado y desalmado que de costumbre. Me reuní con mis colaboradores y les conté el deseo que me inundaba. Le exigí a Heart que escribiese algo especial para ella, una soga de letras que la trajese a mis brazos. El explotó en rabia y me gritó que sus palabras eran dirigidas solamente a la mujer morada. Dicho y hecho, se levantó airado y se encerró a escribir. Es lo que yo hubiera deseado hacer, imposible reprocharle.
Brain siempre fue más dócil a mis peticiones, o más astuto. Creo que pensábamos bastante parecido. Lo cierto, es que dijo que el haría eso por mí. Me preguntó como era, de que color sus ojos, que canciones en su cabeza, que lugares amaba, que pensaba acerca del mar y el cielo... sabía tan poco de ella realmente.

¿Era buena idea dejar que Brain sintiera y escribiera?
El poema resultó un éxito, ella cayó en mi boca, me recitó algunas palabras de amor y me pidió conocer mi espacio, mi lugar para la inspiración: la Editorial Yalan. ¿Cómo podría haberme negado? En el camino inventé y ensayé excusas para explicar la presencia de Brain y Heart en el lugar. ¿Quién tiene a dos personajes tan particulares alojados en su casa? Me decidí por decirle que eran amistades de la infancia que andaban de paso por la ciudad. Definitivamente no fue buena idea...
Cuando llegamos, Heart aún estaba encerrado escribiendo (que tipo increíble), pero Brain estaba sentado en la recepción leyendo un estudio sobre la independencia de los órganos en los invertebrados. Ese momento fue fatídico. Brain cayó flechado por el mismo extraño sortilegio que yo ante ella, al primer momento. Lo vi en sus ojos segundos antes de presentarlos. Y me lamenté, sin hacer nada por evitarlo.
Ella es de las que gustaba de halagos, y Brain se deshizo en ellos. Pero con astucia y discreción, claro. Ella quedó fascinada con mi amigo que le explicaba el funcionamiento de todo el lugar, y que tras cada mirada lanzaba una flor de piropos envuelta en un comentario acerca de la Editorial. Ella las recogía del suelo con gracia, y las deshojaba antes nuestros ojos con delicadeza, para llamar la atención No pude evitar el camino obvio, y Brain, en un ataque de sentimiento, contó que el poema que ella creía mío, en realidad era de él. 
Me quedé de una pieza, no pude negar el hecho. Ella huyó del lugar, es una buena, estupenda actriz. Brain me traicionó y corrió tras ella.
Lloré amargamente mi infortunio, y mi soledad. No la tenía a ella, y había perdido a mis amigos por su causa (en realidad mi causa).
Y cuando todo parecía hundirse, salió Heart de su cuarto con una bandera de esperanza y una solución:
-Yo escribiré y editaré para ti-
Otra vez, el camino perdido y recuperado a cada momento, otro signo de la libertad. Y quizás, al final, estuviese ella nuevamente.
No se me ocurrió mejor cosa que aceptar, quizás otro error en el camino, y le dí a Heart la libertad de pensar, como antes se la di a Brain para sentir.
Así se publicó otra novela más, llena de emociones tan fuertes, de imágenes tan chocantes, de amores tan carnales y pasiones tan prohibidas, que mi público desconoció el estilo que traía desde antes y la rechazó cerradamente. El día de la presentación, antes cientos de personas en un café citadino, necesité un escudo contra las críticas y los insultos (alguien me llamó inmoral, ¿pueden creerlo?). Obviamente, faltaba Brain en el equipo. Fue el (segundo) fin de mi carrera, y odié con todo mi corazón a Heart, a Brain y al mundo. Llegué a la Editorial ese día, con lágrimas en las mejillas y verdaderos deseos de matar a Heart, y lo encontré armando un cuadro gigante con poemas y mariposas, en medio de la mitad de la imprenta destruida. Sólo quería estrangularlo, poner fin de forma brutal a mi tan poco brutal vida, cuando llegó de improviso Brain, en el momento mas perfectamente dramático imaginable. Sin mediar palabras, me tomó entre sus brazos, me redujo y me sentó en una silla, mientras me calmaba. No sé como, pero lo consiguió. El siempre supo como tratarme, no podía negarme a sus razones. Y entonces hablo con sabiduría enorme:
-Vete, este tema lo resolveremos entre nosotros. Te prometo que nos quedaremos aquí hasta cumplir tu sueño
Yo los odiaba a ambos, pero me fui.
Caminé por la orilla del mar, ese sonido me tranquiliza. Recordé mi pasado de gloria, mi tiempo en la Universidad, y mi infancia en la burbuja. Supongo que tenemos muchos caminos por recorrer, pero nuestros deseos y pensamientos del pasado van de a poco trazando la ruta que tomaremos. Entonces, la vi a ella, paseando algo mas lejos del mar que yo, con un hombre bohemio, seguramente poeta, de la mano. Comprendí entonces que ni Heart ni Brain tenían la responsabilidad de mi desdicha, era sólo yo. "La culpa es de uno cuando no enamora"...
Y volví para disculparme con ellos, a la Editorial Yalan. Sólo yo renunciaría a mi sueño, no era justo que los usara a ellos para alcanzarlo. Sí, cada uno es el único responsable del camino que toma

Cuando entré, el olor a pólvora me asfixió. Estaba todo en un quietud perfecta, nada fuera de la normalidad, excepto por la media imprenta destruida, los cadáveres de Heart y Brain, cada uno con un agujero en el cráneo a unos 5 metros de distancia, y un revólver con dos balas percutidas en medio de ambos.
Si ellos no tenían la culpa de mi desgracia, yo tampoco tenía la culpa de la de ellos. Aún así, fue imposible no derramar un lágrima al recordarlos vivos...

Estoy convencido de que uno de los dos mató al otro primero y luego se suicido. Pero no sé cuál de los dos habría tomado la determinación, ambos eran tan cobardes... Brain no debería haber sentido nunca, y Heart jamás tuvo que haber pensado. ¿Cuáles habrán sido sus deseos del pasado, que les dibujaron este infeliz destino? Me quedaré con la determinación de esas dudas, no quiero pensar que fui yo el asesino sin darme cuenta, en algún momento que mi cerebro y mi corazón no hayan estado conmigo.

Esa es la historia, enterré los cadáveres. Nadie más sabía que Heart y Brain estaban aquí, excepto yo y ella. Y ahora ustedes. Pero ella se habrá olvidado de mí, y de ellos, en cuanto el hombre de la playa le dedicó un par de líneas, o en cuanto la habrá besado. Y ustedes me entenderán, supongo.
 En cuanto asumí lo que sucedió, tome lápiz y papel, y le dí rienda suelta a mi sentir. Ahora trataré de levantar una vez más mi carrera de escritor. La tercera es la vencida dicen.
Quizás estoy mejor sin Brain y sin Heart, aprendí de ellos, bastante. Tal vez en este momento, justo ahora, sea feliz.

martes, abril 12

Poligamia

Un asteroide sideral soy. Vuelo solo por la gran galaxia, a veces me confunden con una estrella fugaz. No tengo flores ni principitos, ni un rumbo fijo. Sólo me dedico a recorrer los rincones espaciales a un par de años luz por hora, mientras las vanidosas estrellas se dedican a fumar. En la tierra se ven un poco los monumentales cigarros encendidos, pero sólo de noche.
Este universo es tan extenso, pensar que en veintiún quántiums de vida que ya tengo, no he conocido mas de dos cuadrantes. Puede a ustedes parecerles exagerado, pero es verdad.Es magníficamente solitaria la vida de la mayoría de los asteroides. Quisiera algún día conocer todo el universo, hablar el idioma de los satélites y astronautas.
Después de tantos viajes siderales, y luego de escuchar algunas sinfonías selectas, me ha entrado un pensamiento al núcleo, y no he podido sacarlo de ahí. Debió haberse metido por algún cráter...
En fin, sucede que es bastante común que cuando viajo expreso atento a las maravillas del universo, de vez en cuando me es inevitable orbitar a algún precioso planeta. ¿la velocidad no me deja reaccionar?¿gravedad?, no sé. Solo sé que de pronto me veo envuelto en un espiral increíble, y me encanta. De alguna forma profunda y secreta es en realidad el anhelo de todo asteroide, por más que se excuse en compromisos, obligaciones, moral, etc. Y claro, muchos de nosotros pasan su vida en danza circular con algún planeta, no se despegan de la órbita, y terminan aterrizando  para convertirse en una gran montaña, simbiosis de piedra y flor con el cuerpo celeste.
(Creo haber aterrizado una vez, pero el planeta entro en erupción y salí volando hacia nuevos rumbos. Es un lindo recuerdo interestelar)
Mi problema surge en este punto, porque siento que me falta tanto por descubrir, no puedo quedarme aquí simplemente, como algunos compañeros. Recuerda que soy un asteroide errante. Cada planeta es tan hermoso, tan lleno de misterios profundos, una flora indómita, una fauna temblorosa... 
Y no es que conozca tantos, soy un explorador aficionado. Pero he visto maravillas en mis viajes, soy Simbad de las galaxias (es tan azul el universo). Ahora creo estar dando vueltas, por primera vez un planeta verde me ha atrapado en su órbita. Pero nadie sabe si mañana seré expulsado magnética-mente, si alguna estrella fugaz ha llegado antes o si este planeta quiere explotar o simplemente volar. Es tan hermoso...


Pero creo que la mayoría del universo estaremos de acuerdo, y aquí viene mi idea:
Debiéramos transgredir la física, romper los esquemas siderales, desarmar la estructura, los andamios negros, para reconstruir nuestros caminos. Los antiguos fueron impuestos hace millones de luces de años, nadie sabe adonde nos llevan. 
Y entre todos, cada cuál con un pincel o acuarela, pintar nuevos caminos y constelaciones, reglas de ahora y para nosotros, nuevos sueños en la tela del firmamento. Giraremos todos, orbitaremos todos, no acabaremos nunca de conocer, y sin embargo habremos llegado mas lejos que cualquier pedazo de roca que haya volado por estos sitios desde el inicio del tiempo. 
Para mí, asteroide insignificante que soy, me maravillaré ante tres, cuatro o cinco planetas paralelos, mundos llenos de historias y secretos. Como tener más de un corazón latiendo por mas de un amor. Cada quien director de una orquesta, cada quien instrumento. Estaré mas vivo, o mas muerto. Pero será más.
Claro, allá los rectores del cielo, en sus tronos estelares, se opondrán enérgicamente. Mis vecinos también, los planetas también. ¿Seré el único? 
Los curas lo llamarán inmoral. El diccionario quizás poligamia

Yo diría armonía.


viernes, abril 8

Mi mejor enemigo

Ahí está, se pasea agazapado
por suerte que lleva rato encerrado
su mazmorra es un reloj de arena
pero la mitad de arriba le han sacado

Es mi mejor enemigo, el mas perfecto
entre mis rivales, es un tigre inconmensurable
pero yo sé que es realmente el Tiempo
que se disfraza con un piel de espirales

Gira, lo veo entre los cristales
me mira a los ojos, y sigue su camino
da vueltas cada mas apretadas
cuando llega al medio, y su cabeza toca su cola
se da media vuelta y sale del centro
contra toda la fuerza centrífuga
para devolvernos los recuerdos
a punta de canciones y olores
es un tigre fuerte, y es el Tiempo.

Yo se, es un animal bueno
pero es mi enemigo, el mejor de ellos
no quiero matarlo, humillarlo
ni siquiera jactarme de vencerlo

Solo quiero controlarlo, ponernos a prueba
en épica lucha, hombre contra tiempo
por eso me metí en su jaula
por eso aguante el golpe
por eso el Tiempo me juega malas pasadas
me pone la cola y me tropiezo
pero yo me alzo desde el suelo
cada vez, ya he caído miles
y le tomo el pescuezo, quiero domarlo
entonces me pega un zarpazo brutal
y me quita alguna otra oportunidad

Esto ya es una simbiosis lúdica
yo juego con el Tiempo, el tigre juega conmigo
pero es claro quien lleva las de ganar
y en cualquier momento, otro mordisco
se come un par de recuerdos
o me deja sin aliento
durante largos minutos

Espero no ser el único en esta lucha
no es que quiera vencer, solo quiero crecer
algún día pretendo, tomarlo y alzarlo en vilo
abrir la puerta del reloj
y liberar al tigre hambriento
para que se devore a los imbéciles
que andan matando el Tiempo
o a los tigres.

No quiero domesticarlo, 
no quiero pensar en el Tiempo todo el día
pretendo que nos miremos por la calle
y nos saludemos cortés-mente
por fin podría vivir, sin que su cola
se entrometa como siempre
y que se jodan los demás, que lo necesitan
para ir hasta al water.

Y claro, le deseo felicidad en su vida
es mi mejor enemigo, el que más quiero
ojalá encuentre una tigresa
y que con Tiempo, hagan muchos tigritos
que paseen por las calles
que hagan destrucción de material público
que orinen en los bancos de las plazas
que se coman a militares y políticos

Que dicha la de ese día, en que pueda liberar el Tiempo
ver caminar a sus hijos en espirales, pero libres del reloj
y en cada gato de la calle, un recuerdo libertado
la vida se nos pasará en gatos, o ratos, o ratitos



martes, abril 5

botánica

tengo la flor de la ironía en la punta de la lengua
me molesta para besar y conversar
para reír, llorar, y hasta para confiar
trato de envenenarla, pero la muy porfiada no mengua

Dijo una vez un mono sabio
como lo son todos los monos:
"si la corto, vuelve a crecer"

ante tal argumento, renuncio a las rosas
solo cultivaré la flor de mi lengua
y alguna otra para dormirla
cuando quiera que sobren las risas