Ahora que estoy solo, me doy cuenta que realmente no lo estoy. Soy (somos) tantos juntos, cientos de dimensiones alineadas en un cuerpo, que es éste, el que ustedes conocen. Mis ojos son dos ventanitas redondas que dan al espacio, y si se asoman seguido, encontrarán a distintos Lucas devolviéndoles la sonrisa desde el otro lado del cristal, según si es tarde o mañana, si corre viento o estamos en una casa, si es domingo o enero, si llueve o lloras, etc. No es una anarquía dominante, no es el desorden total. Todos los Lucas que me habitan se agrupan, se amigan, odian a muerte a otros, y forman alianzas, sindicatos y guerras para hacerse el control de mi cuerpo. En este cuerpo deambulan subcuerpos que se relacionan diariamente, y que pueden definirse en una sola actitud. De la mezcla de todos ellos emerjo yo, y te saludo en la calle.
-Aunque no es del todo seguro, sólo es una idea que se te ocurrió volao- dijo el Lucas escéptico -no puedes comprobarlo-
-Viste que eres huevón, tu duda confirma la idea lo que estai tratando de negar- saltó el crédulo, que le tenía bronca de antes -Tu vives y yo vivo dentro de este cuerpo
-Y quién me asegura que yo existo?- tiró el escéptico como si con eso ganara el respeto de todos y la discusión, pero realmente nadie lo pescó, excepto el inseguro que le dio vuelta al asunto por lo menos dos horas mas y se pellizcaba las mejillas para cerciorarse que estaba vivo.
Este tipo de discusiones son cosa cotidiana en mi cosmos, compartir todos los días con las mismas personas genera tensiones que pocos saben conllevar. Es por eso que de vez en cuando, el fiestero con ayuda del paz y amor organizan fiestocas para relajar la vena y lograr un clima aceptable de convivencia, no vaya a ser que hacia afuera vayamos a dar mala impresión. La experiencia dicta que no se debe invitar al solitario ni al antipático (a veces se confunden, pues ninguno se lava los dientes), aunque están los que siempre ven el vaso medio lleno:
- Deberíamos integrarlos a todos, o si no, no sirve la fiesta- dice el Lucas sociable -demás que el antipático y el solitario vienen si les motivan po-
-Uhhhh háceles un queque ahora- dijeron varios, a lo que el sociable se fue a conversar con el fiestero
Realmente tenía un poco de razón en que la fiesta no funcionaría, porque nunca funcionan. El fome tiraba tallas y el tieso estaba bailando. El con sueño ya estaba durmiendo hace rato y el alcohólico seguramente haría lo mismo después de vomitar (y tomar un poco mas). En ese momento lo más interesante era la partida de ajedrez entre el reflexivo y el intelectual, que tenía un público importante.
-Jaque- atacó el intelectual (que placer mas grande sentía ese en analizar las partidas de Kasparov 3 o 4 horas al día. Algo impresionante). El reflexivo pensaba, pensaba, pensaba...
-Por eso este huevón está soltero po- lanzó el negativo -Por que prefiere jugar un ajedrez con la mina que comérsela.
-Tranquilo vieja, si hay tengo 3 minitas esperando- se jactaba el galán
-Están esperando que dejes de jotearlas huevón- respondió el negativo y tenía razón, opinaban los que lo rodeaban.
Y así, entre fiestas, discusiones y partidas de ajedrez se nos pasa la vida. A pesar de todos los problemas que nos ocasionamos, nos queremos e incluso respetamos (en la medida de lo posible). Para que las cosas funcionen bien, hemos organizado turnos entre todos para hacernos con el control del cuerpo, así nuestras opiniones se ven representadas en la realidad. De esta forma, algunas mañanas me levanto con ganas de cantar y comer pan con miel, y otros días no tengo ganas de comer, sólo pienso en encontrar todos los números primos que hay hasta el dos mil. Es el mecanismo de las actitudes, todos ceden cuando corresponde, algo que encuentro asombroso. Bueno, casi todos, porque el Lucas político y el que siempre-tiene-la-razón opinan lo contrario
-En serio, dejen que nosotros nos encarguemos de esto, ustedes vayan a divertirse y los llamaremos cuando los necesitemos, porque cada uno aportará en la medida de sus capacidades- discursea el político- Prometo que mientras controle este cuerpo, no habrá problemas, no habrá hambruna, todo será felicidad.
-La mejor idea que podemos tener, es que cada quién haga lo que mejor sabe hacer, por lo tanto, yo haré todo- habla el sabelotodo.
-No hagamos nada, no al orden, no al control de este cuerpo. ¡¿Cómo vamos a poseer un cuerpo?!. Fuego al sistema!- grita el anarquista y sale corriendo sin esperar que algún compañero se le uniera. El idealista lo pensó, pero se le hizo.
-Perfecto, seguiremos nosotros velando por el bien común- dice el político -vuelvan todos a sus hogares, con el corazón contento y una esperanza de mundo mejor en el pensamiento-
Y le hacen caso hasta que el revolucionario trama un golpe de estado (sin sangre de por medio) y se hace cargo de la situación. Luego coloca a otros compañeros en los cargos de importancia y todo vuelve a lo normalidad, porque hasta ahí llegó la revolución.
Eso es lo que podemos llamar la cotidaneidad, cada uno enfocado en lo suyo, conviviendo y juntándose hasta el límite que ya no se soportan, para luego reconciliarse y así toda la vida, girando entre todos estos Lucas que me habitan, girando en los espirales del tiempo que me mueven por dentro.
-¿Cuál es el sentido?¿Por qué esta vida de nada, donde ni siquiera somos nosotros mismos, solo facciones de otro ser, que también es incompleto y ni siquiera estamos seguros de su existencia?- otra vez el escéptico
-Que otra prueba necesitas, que las bocas que has besado. ¿Acaso ese calor no es la vida en sí, acaso en su aliento no sientes el soplo de otro corazón?- lo inquirió el romántico
-Voy a escribir algo de eso- interrumpió el poeta, y se fue a un rincón, porque nadie lo pescaba mucho.
Cada uno en su volá, es como podríamos definir este pequeño cosmos. Se juntan los que se caen bien, se pelean los que se tienen bronca, y de repente todos se unen para lograr algún objetivo. Hasta las voces disidentes se incluyen al grupo, aunque sea sólo para criticar. Cada cierto tiempo, pasaba algo parecido a esto:
-Cabros la hicimos!- llegó gritando el galán, que esa tarde estaba de turno con el asertivo y el poeta (cuando se juntan estos tres, se podrán imaginar que tengo el piropo lindo a flor de boca)
Todos se sobresaltaron, hasta el flojo despertó y fue corriendo a donde estaban todos. Llegó hasta el solitario.
-Huevón, la hicimos. Conquistamos a la mina mas linda que hayan conocido en sus vidas-
Pandemónium. Una mitad saltaba y celebraba como si hubiéramos ganado el mundial. La otra mitad se rasgaba las ropas y se tiraba los cabellos lamentándose. Nadie quedó indiferente, excepto el indiferente.
-¿Pero para qué? Si estábamos tan bien...- criticaban el solitario y el apático.
-Ya era hora, me estaba muriendo allá abajo- suspiraba el caliente
-Olvídense de un futuro rentable, ustedes no piensan con la cabeza- señalaba el estudioso
-Recuerda, amigo, que lo más importante en la vida es el amor, ese amor que nos hace libres y eternos- verseaba el romántico
El alboroto continuaba, jamás llegaríamos a acuerdo. La democracia no siempre sirve en nuestros cuerpos.
-Silencio!- gritó el sabelotodo -Yo sé lo que necesitamos en este momento. Ella nos hará bien, pero hagamos las cosas como corresponden. Contra mi voluntad, debo admitir que no sé como actuar frente a ella (murmullos de asombro), pero si sé quién tiene la capacidad de hacer lo correcto en este momento. El tiene la cabeza fría, y la inteligencia necesaria. El es moderadamente romántico, y atractivo. Él siempre sabe que decir. Llamemos ahora al Lucas irónico-
-Siiiiiiiii!- aclamó la inmensa mayoría - Busquemos al irónico!
Casi todos partieron a la búsqueda, pero nadie me encontró, porque yo estaba encerrado en el cerebro escribiendo este cuento.
Epílogo: mientras en el interior de Lucas sucedían acontecimientos tan épicos y dignos de contar, su cuerpo quedó sin control estable y comenzó a convulsionar y parpadear desesperadamente sus ojos, en el preciso momento que la mina en cuestión lo iba a besar. Ante tal reacción, ella salió corriendo espantada del lugar donde se encontraban, y el cuerpo quedó así convulsionando por unos minutos, hasta que el valiente se hizo con el control del caos y logró reorganizar un poco las cosas. A mí me encontraron después de un rato, y entre todos me golpearon y me culparon de los fracasos amorosos. Como siempre
juju, de repente me eché una vuelta por aquí [me agrada leer lo que escribes], y no tengo mas palabras para comentar, espero que el Lucas impresionado las tenga (:
ResponderEliminarLucas! Me has sorprendido gratamente con esta narración -es la primera que leo-, luego me daré vueltas por las otras...Gozas, sin ninguna duda, de talento literario, y de otros más.
ResponderEliminarDesarrollo de ideas :impecable, trama narrativa: ágil.Alguno que otro error ortográfico, pero nada que no tenga solución, ni que impida la comprensión y el disfrute del relato. En definitiva, un texto cohesionado y coherente!
Bueno, seguiré husmeando en los escritos!!!
Mª Gabriela