Girar la botella y seguir el camino. Pero después de tantas noches de copas, nos quedamos con muchas botellas para girar. Y se abren caminos de la nada, de los árboles, de la acera, del agua, de la tarde. Son miles de caminos, todos hermosos y magnéticos, todos eternos y mágicos.
Y bueno, si llegué hasta acá, fue siguiendo un sendero, tomando atajos, caminando por la orilla a veces. Pero ahora, con tanto tiempo de mi mano, y un abanico de futuros mejores, quisiera seguirlos todos a la vez. Transgredir esta física práctica de mierda, desdoblarme el cuerpo y el alma, y volar por muchas partes robando sonrisas, versos y corazones.
Pero no se puede (aún), entonces me conformo con mi temporalidad de un sólo cuerpo, y entonces elegir.
Y elijo andar, porque caminante no hay camino, se hace camino al andar.
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